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El envejecimiento es nuestra razón de ser para quienes hemos apostado por mejorar la vida de las personas mayores. En esta etapa los mayores tienen más oportunidades y tiempo para dedicar al ocio y al disfrute de los pequeños regalos que brinda la vida, y que en etapas anteriores no disfrutamos por la escasez de tiempo o por el ritmo vertiginoso que muchas veces llevamos.
De esta manera, he comprobado que es en estos momentos cuando se está tomando mayor conciencia de las atenciones que este grupo de población requiere y debe recibir, y de las oportunidades que pueden aprovechar. Esta mayor preocupación por las necesidades de nuestros mayores se ve reflejada en el aumento de las prestaciones de los servicios sociales, de los cuales destacan los servicios de atención domiciliaria, los centros de día y las residencias.
La calidad de vida es un término que engloba un estado de bienestar tanto físico como emocional, y que lleva implícita también una satisfacción del individuo que le permite tener una visión positiva de la misma. La salud engloba a su vez numerosos factores que inciden en ella, algunos de carácter puramente físico y otros psíquicos, y son éstos a los que quizás menos cuidados les dedicamos. Teniendo en cuenta, por tanto, la incidencia que tiene el ocio en el fomento de la calidad de vida, es necesario promover iniciativas adecuadas a este perfil generacional.
Centros de día, centros de vida
Los centros de día cubren en gran medida estas necesidades, cada vez más, ya que la demanda se está viendo incrementada a un ritmo muy superior a la oferta existente. Por ello, es imprescindible ofrecer la mejor alternativa posible. Cuidar, estimular, divertir y prevenir a nuestros mayores son las funciones principales que se realizan en estos centros, instalaciones que cuentan con los mayores niveles de confort y, lo más importante, personal cualificado que transmita los valores.
Los mayores cada vez son más, y viven mejor. En España las personas con más de 65 años ya sobrepasan el 16,70% del total de la población, cifra que se eleva si analizamos en particular la población de algunas comunidades autónomas como Castilla y León y Madrid. Con estas premisas, se hace necesario, y casi imprescindible, la creación de centros donde los mayores puedan disfrutar y complementar su ritmo de vida.
En los centros de día las jornadas son flexibles, de lunes a viernes. Los mayores pueden pasar las noches y fines de semana en sus casas, por lo que no existe una desvinculación total con su ambiente de referencia, con su entorno. Además, potencian enormemente su ámbito social, al participar en excursiones, talleres de pintura, musicoterapia, talleres de psicomotricidad… Y se generan amistades no sólo entre los mayores sino también entre sus familias.
Por ello, es necesario tener en cuenta que Tercera Edad no es sinónimo de aislamiento social, sino todo lo contrario. Es vital fomentar y promover actividades participativas que hagan concienciar de lo necesario que es la integración e independencia social de nuestros mayores. Su salud, su alegría, su autonomía y su capacidad de disfrute es lo que realmente nos ha de preocupar.
